domingo, 29 de mayo de 2011

Los inicios

Bueno, esta es la primera vez que me dedico a hacer un blog... llevaba ya tiempo queriendo ponerme a escribirlo, pero entre una cosa y otra lo voy dejando y al final no escribo nada. Así que ya por fin he decidido a ponerme a escribir unas cuantas líneas; y que mejor que ponerme a escribir de teatro, ya que me hice mi propia cuenta de facebook de teatro, pues también he decidido a ponerme a contar mis experiencias teatrales desde que empecé hasta el presente. Con lo que comenzaré a explicar mis inicios, desde que me di cuenta que me gustaba esto de actuar.

Todo comenzó hará unos diez años, más o menos por el mes de Marzo del año 2001. Se acercaba el cumpleaños de mi hermana (por aquel entonces cumplía 30, yo tenía 21) y mi cuñado le estaba preparando una fiesta sorpresa, con lo que me dijo que podría prepararle algo diferente, algo que fuese gracioso, que como me gustaba eso de escribir pues que me preparase algo. Así que tenía poco menos de un mes para preparar algo (actualmente en el grupo de teatro que estoy somos capaces de preparar una obra de teatro en dos semanas). Mi loca cabeza se puso a pensar y mi mano izquierda a escribir, con lo que cuando menos me lo pensé tenía dos o tres hojas escritas con un pequeño monólogo. En aquel monólogo hablaba sobre los cumpleaños... empezando por las fiestas montadas desde niños con las merendolas hasta cuando uno ya es adulto y hace fiestas hasta altas horas de la madrugada... además de todo tipo personajes que te puedes encontrar en estas fiestas.
Pero claro, todo esto era una sorpresa, ya que en un principio tenía que dar la sensación de típico discurso aburrido y luego irme desmadrando.
Con lo que llegó ya por fin el día clave (era a principios de Abril de 2001), y habíamos quedado todos en un bar/restaurante que está justo enfrente del parque de "Can Mercader". Yo estaba que me subía por las paredes de los nervios que tenía. Nunca antes me había puesto a actuar en público, y como mucha gente puede dar fé yo era bastante tímido. Vale que solamente estaban los amigos y amigas de mi hermana y unos cuantos primos míos. Pero la primera actuación en público siempre será la primera actuación en público.
Así que llegó mi momento (ahora mismo lo recuerdo como si fuese ayer), se me hizo un hueco, me saqué los dos o tres folios del bolsillo del pantalón y me preparé a dar mi discurso a lo "Fidel Castro". Las manos me temblaban, la voz se me entrecortaba... cuando mi cuñado me empezó a hacer gestos de que subiese la voz; con lo que no me lo pensé dos veces, me armé de valor y comencé a actuar (yo lo tenía todo previsto pero todo el mundo se creyó que estaba improvisando), tiré los papeles por ahí y dije algo así "que leches, a la mierda con el discurso..." y fue cuando empecé a disfrutar, me salió un torrente de voz, se me fueron todos los nervios, y lo mejor de todo, me lo estaba pasando en grande. Total que ahí estaba yo hablando de las merendolas de niño, cuando nos comíamos los bocadillos de pan bimbo cortados a triángulos, mojando las patatas fritas en coca-cola, y poniéndonos las manos naranjas por culpa de los ganchitos.
Cuando acabé a todo el mundo le encantó, hasta había algunos que decían que me tenía que presentar al club de la comedia (pero yo me he dado cuenta que yo con los monólogos lo hago solamente para hacer pasar un buen rato a la gente, no para concursar, demasiada presión - aunque eso ya lo contaré en otro capítulo)

Así que esa fue mi primera representación en público, en una salita de un bar/restaurante, delante de los amigos y amigas de mi hermana y delante de mis primos... y ya no volví a tener una "actuación" hasta el año 2004.

En esos tres años no me había surgido nada para poder preparar algo, pero fue un sábado por la manaña cuando todo cambió. Yo me acababa de levantar y mi hermano estaba en el sofá leyendo el periódico gratuito de l'Hospitalet, cuando al verme aparecer por el comedor con mi cara de sueño me dice "a ti no te gusta hacer monólogos?" y yo claro le respondí afirmativamente; y fue en aquel momento cuando surgió mi oportunidad, ya que en dicho periódico había un anuncio del "Sismonòleg", una maratón de monólogos donde todo el mundo podía participar contando sus historias... y lo mejor de todo que no era concurso. Así que llamé al teléfono que salía, pregunté por un tal Quim Portero, y me dijo todo lo que tenía que hacer para participar. En esos momentos mi cabeza loca volvió otra vez a funcionar, esta vez me perdí por el parque de Collserola para empezar a escribir y no parar. Me estuve un montón de rato, pero conseguí preparar un monólogo de unos diez minutos. Esta vez hablaba de las experiencias vividas en una boda (aunque ya le dedicaré otro capítulo en este blog a los monólogos). Y yo no me lo pensé dos veces y empecé a avisar a gente; a mis amigos, a algunos amigos de mis amigos, a mis primos, a mis hermanos, a mis padres, hasta a la chica que me gustaba por aquel entonces.
Pero cuando llegó el momento me entró el acojone, y a falta de poco para irme hacia el Centro Cívico de Gornal dije que no iba... que estaba muy nervioso y que no iba; y eso que un amigo ya estaba esperando abajo con el coche para llevarme. Y aquí volvió a aparecer mi hermano y me dijo "como no vas a ir si te has vuelto loco avisando a la gente y ahora no les puedes dejar tirados", hay que ver que sabio es mi hermano y lo que me hizo reaccionar.
Ya os podéis imaginar lo nervioso que estaba, no paraba; si estaba sentado en la silla la pierna parecía la atracción de la rana loca, si estaba de pie podía hacer la maratón en tiempo récord. Pero bueno, ya no había vuelta atrás, llegó el momento, me presentaron y ahora sí, me subía a un escenario por primera vez. El pulso me temblaba una barbaridad, pero le eché un par...... y venga a por todas. Y me pasó lo mismo que tres años atrás, empecé a disfrutar como un niño con un juguete nuevo.

Así que esa fue mi primera actuación en un escenario y con público ajeno a mi entorno. Me gustó tanto la experiencia, que al año siguiente el "Sismonòleg" se volvió a celebrar. Y esta vez me volví a apuntar, pero esta segunda vez ya fue mucho mejor, más suelto, no tan nervioso... pero eso sí disfrutando.
Luego me enteré que Quim Portero (el organizador del "Sismonòleg") llevaba un grupo de teatro, y yo como había disfrutado tanto y esto veía que me gustaba, decidí decirle si yo podía estar también en ese grupo de teatro, y él me dijo que por supuesto pero que para la obra de teatro que estaban preparando ya la tenían avanzada y que no podría actuar. Me daba igual, pero yo fui yendo a los ensayos.

Y así fue como empezó mi "vida teatral" hasta el día de hoy. En posteriores publicaciones iré explicando las diferentes obras de teatro que he ido haciendo y demás "actuaciones". Así que nos vemos en la siguiente publicación.

Por una mirada, un mundo,
por una sonrisa, un cielo,
por un beso... ¡yo no sé
qué te diera por un beso!
Rima XXIII de Gustavo Adolfo Bécquer.